Rodeada por un mar de viñas surge la bodega, en un moderno edificio con una arquitectura en forma de “H”, inicial de la marca “Herminia”, que da cobijo a 3.200 barricas.
Desde el terruño hasta que el vino descansa en la botella, el equipo técnico de la bodega se esfuerza a diario por aplicar en cada paso los más estrictos controles para garantizar la calidad del producto final.
Otro factor clave en la calidad de nuestros vinos es la cuidada selección de barricas. Con una media de 3 años de vida, aportan taninos y diferentes matices en función de la procedencia del roble, principalmente americano, francés y del este de Europa.